jueves, 11 de febrero de 2010

"LOS LIBROS TAMBIEN SE BAUTIZAN"


Una tarde como cualquiera, cobijaba las horas una tras otra hasta que el girar de las agujas de mi viejo reloj indicaron las horas y los minutos precisos para un mágico encuentro.


En medio de estrechas callecitas, de casitas llenas de vida y colorido, de un exquisito aroma a vino y de un suave tintinear de alegres voces, se perfila en una esquina un semicírculo de sillas ocupadas por gente muy especial. La conversación ahora ya se escucha a través de una suave brisa antes de vislumbrar la fachada terrosa de la casita con sus característicos petroglifos los que lejos de impedir que la quietud de la mente impere, impulsa la imaginación a volar a territorios lejanos con toda suerte de personajes y situaciones.

Debiéramos tal vez comenzar con un buen motivo para estar allí…nada más y nada menos que el bautizo de tres singulares libros. Sus variados temas podían tocar el corazón de cada uno de nosotros dependiendo lógicamente de nuestras inclinaciones literarias.

La camaradería se hacía notar y entre bocadillos y sorbitos de vino y agua mineral, llegó el momento crucial.

Eran libros que recibieron un baño muy especial cargado de bendiciones, buenos deseos y frutos de la tierra de manos de niños hatillanos con lo cual hicieron su aparición pública en nuestro territorio “Venezuela desde sus orígenes”, “Memorias de un campesino” y “Bisexual”.

Todo transcurría de acuerdo a lo previsto, aplausos, abrazos, felicitaciones, brindis,  autógrafos, comentarios y mucha alegría.

No obstante el giro vertiginoso de la vida cobró una fuerza inusitada y me pareció que el episodio que disfrutaba sufría precipitosas modificaciones, las sillas desaparecían y en su lugar se formaba un pentagrama con la muy conocida llave de sol, pero poblado con letras aunque las notas sonaban certeras en mi cabeza y tanto el texto como la melodía eran pegajosas, el coro invisible no dejaba de entonar “La ronda de amigos está por viajar”.

Recuerdo haber pestañado para volver a la realidad pero no tuve el resultado esperado.

Mis amigos empiezan a cambiar, uno de ellos es ahora un monje, su vida había sido solitaria, a los 16 años se enamora de una joven, hija de un mercader quien aumenta sus ventas gracias a la hermosura y simpatía de su única hija. Al comprobar su desventaja mi amigo ingresa a un monasterio, en los fríos días de claustro se pregunta “que tan diferente hubiese sido su vida si el padre de Amalia, su amada, se hubiese fijado en su existencia y le hubiera dado la posibilidad de trabajar a su lado”. Pasan los años, cumple 24 y la resolución de salir de allí se hace evidente. Dirige sus pasos hacia el único lugar que conoce, el poblado que le vio nacer; sus dos mejores amigos no tardan en reconocerlo y ponerlo al día. Llega tarde, Amalia se ha casado, tiene dos hijos y labra la tierra junto a su esposo, hombre elegido por su padre para incrementar las ganancias familiares. Sobrecogido por el dolor y la sorpresa se sitúa sobre una piedra que le permite observar la escena descrita por sus amigos, en ésos momentos no existe el consuelo, pero frente a un caliente plato de sopa cuya misión era la de salvar a un amigo de un resfriado seguro, las sabias palabras de una buena mujer que le vio crecer al igual que a sus dos hijos, hacen el milagro, Tobías pudo comprender que si dos personas siguen caminos diferentes … probablemente una camine más rápido que la otra y será un tanto difícil equiparar la marcha, requisito indispensable para una buena relación.

El tiempo no se detiene, ahora estoy frente a una dama muy especial, su aspecto recargado en maquillaje no logra ocultar del todo los años que trata de olvidar aunque la proximidad de un joven muy elegante y apasionado indican claramente que lo único que importa es la pasión entre ellos dos. No quiero fisgonear y salgo de inmediato a otro lugar.

Ahora el cambio me abruma, una de mis amigas se convierte en un hombre, viste un uniforme de color beige, es un respetado jefe de obra, se le conocen sobrenombres cariñosos que enmarcan sus cualidades las que versan desde tener colgado de su cinturón cuanta herramienta considere necesaria para facilitar tal o cual posible situación embarazosa de su personal hasta un bolsillo con bastante dinero para cubrir cualquier necesidad monetaria de “sus protegidos” sin que esto llegara a oídos de las oficinas generales para demostrar en todo momento que su equipo era la perfección tanto dentro como fuera de la empresa. De alguna manera supe que tan maravillosa persona abandonó éste mundo pocos años después a raíz de un accidente sufrido por la falla de un andamio en el cual se encontraba a gran altura del suelo.

Otro de mis amigos, conserva hoy su mismo talento, lo veo si muy cambiado, envejecido con cabello canoso y ojos muy azules, se dedica a pintar todo lo que llama su atención en las calles, tiene un punto de venta muy concurrido, el mercado de la zona. Sus cuadros no son grandes y lo que me extraña es que los vende incluso antes que se terminen de secar completamente. Mi asombro no tiene límites cuando observo que la persona que atiende su casa entonces, es su esposa hoy día, físicamente es bastante parecida, tiene allí más edad que hoy, ojos y piel más claros, pero conserva su tranquilidad, su sonrisa y sus rasgos.

En medio de todo esto, no me he alejado para nada de El Hatillo, he intervenido en todo, he tocado tantos temas como los otros, he disfrutado como la que más, he acariciado a los niños, he pedido autógrafos, he saciado mi sed, he gozado del placer de compartir con mis amigos pero también he ido más allá, sigo entonces mi ruta invisible.

Mi amigo con aspecto de oso como diría mi nieta menor, se transforma en un estudiante universitario apasionado por la música desde su más tierna infancia, su casa retumba con el sonido de la batería, sus padres realmente se sienten aliviados con la próxima partida de su bullicioso hijo a la Casa de Estudios de la ciudad vecina. Su contacto con más gente, lejos de cosechar regaños y solicitudes de silencio, lo lleva a cosechar listas de servicios para amenizar fiestas lo que terminó anticipadamente con sus estudios musicales para dejar libre el músico innato que llevaba en sus entrañas y que lo convertiría entonces en el jefe de una banda que hizo las delicias de muchos y le permitió ser totalmente feliz.

Me hizo mucha gracia toparme con otro de mis amigos que se desempeñaba como panadero y tenía todas sus esperanzas puestas en el cambio de plano de su patrón por lo que él heredaría la panadería, la casa y todo cuanto poseía este señor, lo cual se había acordado tácitamente pero curiosamente nadie se atrevería a poner en duda. Sus sueños llegaban hasta la planificación del cambio de mobiliario y la puesta en escena imaginaria de una esposa y niños jugando en una pequeña piscinita que sería construida rápidamente luego de la desaparición del actual dueño del inmueble. Yendo un poco hacia adelante…todo se cristalizó en la misma medida.

La reunión se mantenía muy animada, guardé los apuntes que disimuladamente tomé para ser lo más fidedigna posible al momento de traspasar a mis cuadernos un momento mágico más.

Ya no podía sustraerme a las ganas de bailar, fui una más del grupo y no me arrepiento. Detuve entonces mi imaginación pero en el camino a casa ésta se desbordó y su registro quedó en la grabadora que siempre me acompaña, pero las estrechas callecitas y sus características casitas ya no estaban, la vegetación de la zona rural era ahora la compañera de mi viaje, por lo tanto … nada de lo que viví fuera del casco de El Hatillo está aquí.



Aurora Roubík.

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