domingo, 2 de enero de 2011

UN MUNDO OLVIDADO

Manuscritos de Aurora Roubik
CAPITULO IV

Otra vez atrás en el tiempo. Hay una señora con un bebé, es joven, calculo que bordea  los veinticuatro años, al bebecito no lo veo pero sé que está ahí, dentro de su coche, es muy  raro, me parece hecho como de madera, es antiguo, de color celeste, si  estuviera en la Tierra, pudiera ser un coche cuna de los años cuarenta  más o menos, tiene partes metálicas y es bastante grande, tiene una capota que se ubica tanto atrás como adelante.

Tuve que hacerle una seña a Adolfo para que me escuchara un segundo.

¡Que ganas de saber qué cantidad de años nos separan! Digo esto no pensando en años de trayectoria sino en siglos de habitabilidad.

¿No te parecería interesante?

Pude darme cuenta que lo único que le interesaba por el momento era que yo siguiera trasmitiendo cual emisora deportiva.

Para retomar el tema en el acto, me hizo saber que se alegró muchísimo puesto que recordaba   haber visto coches similares a los que yo describía, cerca del año 1945 en Cartagena de Chile.

 Continúo, no pienso permitir que me  interrumpan, la señora pudiera ser cualquiera de  nosotras, usa una falda azul angosta hasta la rodilla y un chaleco color burdeo, tiene  abajo una blusita color crema.  Su peinado es muy pegado a la cabeza con grandes ondas, su pelo  oscuro  esta dividido al lado derecho, no sé si tiene un discreto moño a su pelo muy  corto. Su rostro es bastante clásico y muy apacible. Tiene en su dedo medio una argolla que me hizo pensar en una alianza matrimonial ¿casualidad?  En todo caso  era su mano  derecha  y en la izquierda  adivino un reloj pulsera  como los nuestros,  en lugar de decir “adivino” bien pudiera decir  “veo con el ojo  de la imaginación”, pero tal vez confunda más aún.

Adolfo viene con dos vasos  de jugo, está eufórico.

¿Te has dado cuenta de que ese planeta es de nuestra era? ¡Que vivió nuestros años cuarenta!

Yo no estaba tan alegre por eso...de verdad estaba convencida que habían vivido sus años cuarenta, llamados de cualquier manera.

... Y pensar, seguía Adolfo... que el letrero te dio la clave de todo.

Ahora... tenemos que estar claros... la ropa de la señora, también la ubico en la época del coche, no obstante...los comedores, los robots y ni que decir los baños son muchísimo más modernos que los que tenemos hoy en el 1998 en Venezuela.

¿Será  entonces que estuviste en diferentes  tiempos en el mismo planeta?

¡Cálmate Adolfo!, mi voz sonó mucho más tranquila de lo que realmente estaba. Seguramente ellos y muchos otros han vivido nuestras mismas etapas, pero dudo que en secuencias paralelas. Yo sólo sé que para mí es hoy y para ellos lo ignoro... y ésa es mi realidad. No pienso, no debo y no quiero perder mi objetividad y te pido que si alguna vez  ves  que camino en sentido contrario al aquí y al ahora...avísame  y ayúdame.

Lo abracé fuertemente en busca de una protección que  para ése momento necesitaba. Traté de descansar unos momentos, pero no podía apartar de mi mente las imágenes tan nítidas de lo que yo veía real y era un mundo irreal para mi propia realidad.

Yo creo, me escuché decir, que de alguna forma estos  espíritus lograron materializar  las cosas.

¿Materializarlas para que tú las vieras?

No, no, creo que para ellos revivir de alguna forma, honestamente no sé qué decirte. Yo misma estoy llena de dudas. En todo caso, lo único que tengo que hacer es interceder por ellos, es como pedir que “revisen un expediente”. No obstante, creo que también pudieron haberlo hecho en forma directa, eliminando intermediarios. Lo  haré de todos modos, aunque no tengo ni la menor idea de cómo comenzar.  Me tranquiliza la idea de que como se trata de algo tan importante, se hará sólo.

Adolfo vuelve con sus controles.

¡Fíjate! dijiste que en la Torre habían como tres  personas, nombraste a un aviador, la señora del bebé, el bebé mismo, mencionaste también a otros, también nombraste a los mecánicos y los de mantenimiento ¿vistes a otras y que hacían?

La voz de Adolfo se me fue alejando, un ligero pestañeo y la sensación de que no estaba  sola fue el presagio de que algo ocurriría.



4 comentarios:

Herlinda dijo...

Bravo Aurora,¡te felicito!
Vamos avanzando con la novela.

Herlinda
Peru

Marisabel dijo...

Terrible quizas sera el devenir ,veremos que pasa en los proximos capitulos,me imagino un desenlace inesperado.
Que mente mas ingeniosa tenes Aurorilla

Marisabel
Tucuman

Aurora Roubik dijo...

Herlinda:
Gracias por escribir y por tus palabras llenas de aliento. Si supieras que la novela y algunas otras cosas están listas, sólo necesitamos la editorial para publicar. Estamos en esa etapa...
Afectuosos saludos.
Aurora

Aurora Roubik dijo...

Marisabel:
No sabes cuanto me gustaría ya tener los libros publicados y estar recibiendo comentarios acerca de ellos.
Seguimos en el proceso de la editorial. Espero que pronto se haga realidad la lectura de todas las páginas que espero llenen las espectativas de lectores como tú.
Un cariñoso saludo.
Aurora